El Delfín varado

 


Hasta bien entrado los años ochenta, desde la carretera nacional 340 a la altura de Calaceite (Torrox), apenas a 150 metros de la playa, se podían observar dos especies de pósteres sobresaliendo del mar. Los oriundos solían decir que se trataba de una embarcación hundida, pero nadie sabía cuál era su nombre ni bajo qué circunstancias había acabado allí. Pensábamos que, quizás, un temporal la habría hecho encallar, aunque sus dimensiones eran muy diferentes a las de las chalupas, chalanas, sardinales o jábegas típicas del lugar. Tenía un tamaño mucho mayor, por lo tanto el temporal debía haber sido de extremada violencia para conseguir hundirlo. Con el tiempo, una leyenda se creó alrededor de este misterioso naufragio. Cuando alguien o algo había desaparecido, la gente local solía decir la siguiente frase: “está más perdido que el barco del arroz”. Así que algunos se figuraban que el famoso “barco del arroz”, ése que traía alimentos y que nunca apareció, era aquél de Calaceite. Jamás hubiéramos pensado que esta historia se conectaba directamente con la guerra civil española y que algo de veracidad había en ese dicho popular.

Nos remontamos a finales del siglo XIX, concretamente a 1886. En los astilleros Harland & Wolf de Belfast (Irlanda del Norte) nació un hermoso vapor, entregado a la empresa Belfast Steamship Corporation, y bautizado con el nombre de “Optic”. Éste operó en aguas británicas hasta 1907, en cuyo año la Sociedad Anónima Navegación e Industria de Barcelona lo adquirió para acoplarlo a los servicios de la línea Cádiz-Canarias, y más tarde navegó por todo el Mediterráneo y algunos puertos del Atlántico. Lo rebautizaron el “Delfín”, cuyo prototipo tenía una eslora de 80 metros, capacidad para transportar cargas y pasajeros, velocidad de 13 nudos impulsado por una máquina de dos cilindros, dos calderas fumitubulares y combustible a base de carbón. Como anécdota, una de sus más famosas travesías la realizó de Mahón a Barcelona el 16 de abril de 1931, transportando a los militares que cumplían condena como consecuencia de la sublevación de Jaca del 12 de diciembre de 1930, en vísperas de la II República.

La guerra civil sorprendió al Delfín en el puerto de Málaga, junto a su compañero de flota J. J. Síster, quedando en manos de las autoridades gubernamentales, ya que el golpe de Estado fracasó en esta ciudad. Poco días después, el 31 de julio, es fletado para cubrir la línea regular Málaga-Almería-Cartagena-Alicante y en sentido inverso. Se dedicó a abastecer la provincia de alimentos y enseres.

Al amanecer del día 30 de enero de 1937, el Delfín navegaba dirección a Málaga. Transportaba grandes cantidades de harina, aceite, alpargatas y avituallamiento. De repente, fue descubierto por un avión de reconocimiento alemán, un Heinkel He-59, con base en Atalayón (Melilla), el cual informó del avistamiento. Al instante, partieron de aquella base otros tres hidroaviones con la misión de localizar al Delfín y hundirlo. Una vez localizado, lanzaron dos torpedos. El primero falló y el segundo cayó al agua y se puso a girar en espiral. Esto fue un indicativo para que el capitán del Delfín se diera cuenta que le estaban atacando y puso proa a tierra para embarrancar el vapor, maniobra que consiguió a los pocos minutos frente a Calaceite. La tripulación ganó la costa en los botes salvavidas y avisaron a las autoridades de los comités locales, entre ellos al Comité de Enlace de Vélez-Málaga, el cual puso a su disposición un destacamento de milicianos del Batallón Antifascista nº 19. Como los Heinkels se habían marchado, la intención era regresar a la embarcación e intentar reflotarlo con sus propios medios. Pero a las 16.30 h, con el buque todavía varado y en mitad de la faena, aparecieron de nuevo los hidroaviones. El informe del Batallón nos desvela:

En la tarde del 30 del corriente me ha sido grato observar y comprobar el alto espíritu de sacrificio y disciplina de combate de los compañeros que prestando el servicio de protección de desembarco de la tripulación (…) y que fue agredida por la aviación facciosa, la cual ha disparado sobre esta fuerza de mi mando y en mi presencia una docena de bombas potentes y fuego de ametralladoras durante aproximadamente una hora (…) consiguiendo salvar los 47 camaradas de la tripulación (…) Compañeros que prestaron servicio en dicho rasgo guerrero: Joaquín Quintero Moreno (capitán), Francisco Díaz Gutiérrez (teniente), Antonio Cornejo González (sargento), Antonio Zorrilla Navarro (sargento), Rafael Herrera Gutiérrez (cabo), José García Moyano (cabo), Antonio Fernández Ruiz (miliciano), Francisco Fernández Montosa (miliciano) y Miguel Millón Narváez (ordenanza)” - Orden del día del Batallón de Vélez-Málaga a 1 de febrero de 1937. En Archivo Histórico Provincial de Málaga

Después del segundo ataque, la tripulación abandonó de nuevo el barco y ya jamás regresó. Durante la noche del 31 de enero el submarino Ciro Menotti, al mando del capitán de corbeta Vittorio Moccagatta, lanzó dos torpedos contra el Delfín, varado y sin dotación. Uno de ellos hizo blanco hundiendo al buque, que al apoyarse en el fondo por estar embarrancado, dejó las superestructuras fuera del agua. Pero aquí no acabo la cosa. El 2 de febrero la escuadrilla de hidroaviones de la AS-88 de Melilla realizó un último ataque; desde 1.000 metros de altura un avión lanzó dos bombas de 250 kilos con espoleta retardada, una de las cuales alcanzó al vapor en el centro. 

Así quedó el Delfín, frente a la costa de Torrox. Dicen que como consecuencia de los ataques un abundante vertido de aceite llenó las playas cercanas y que esto dio a la zona el nombre de Calaceite. Sin embargo, consideramos que este topónimo era anterior al acontecimiento. El buque quedó reposando sobre un costado en el fondo arenoso. Año tras año se iba hundiendo centímetro a centímetro. Los mástiles acabaron partiéndose. Hoy en día el esqueleto del Delfín es un paraje lleno de fauna marina y hace las delicias de submarinistas, al estar muy asequible y a poca profundidad. Mientras tanto, los malagueños seguimos pensando que el barco del arroz fue el Delfín, masacrado por las bombas de una guerra fratricida.

Artículo escrito por Francisco Miguel González López. 

Fotografías: El delfín en sus inicios, principios de siglo XX (arriba). El delfín recién varado en 1937, del libro "Sangre y Fuego" y órdenes de bombardeos para desabastecer Málaga por la línea de la costa (abajo).